viernes, 28 de febrero de 2014

"POR QUÉ EL SALMÓN NADA CONTRA LA CORRIENTE"

“POR QUÉ EL SALMON NADA CONTRA LA CORRIENTE”

 El Salmón nace en el río y permanece en agua dulce mientras es pequeño. Cuando llega su juventud, baja hasta el mar, donde vive y llega a su madurez. Cuando se acerca la época de la reproducción, emprende el camino de vuelta, volviendo exactamente al lugar donde nació.

Es un viaje muy duro. Centenares de kilómetros, llenos de dificultades, de rápidos y cascadas. Tiene que liberarse de las plantas acuáticas que lo tratan de retener ¡Y si solo fuera eso! Lo peor es que el salmón se encuentra en el río a muchos peces, compañeros, que se dejan arrastrar por la corriente y que le dicen:
Ven con nosotros. En el mar se está muy bien. ¿Qué quieres hacer allá arriba?

Y otros le gritan: ¡No subas más, arriba hay peces que te atacan!  Y así es. Mirando hacia delante, el salmón puede ver como hay salmones heridos por las mordeduras de otros depredadores acuáticos.
Entonces comienza a dudar y piensa: No puedo más. Me quedaré a descansar un rato allá, donde parece que el agua se remansa. Ya continuaré cuando haya recuperado las fuerzas.
Pero, al mismo tiempo, escucha una voz interior que le empuja: Salmón, ¡No te dejes llevar por lo comodidad, cumple tu designio! ¡continúa tu viaje con los compañeros que luchan a tu lado! O sigues río arriba o la corriente te arrastrara hacia abajo.
No hay otra alternativa: ¡O río arriba o hacia el mar.

Nadar en contra corriente en la vida puede ser difícil, pero es el precio de la verdadera fecundidad cuando cumples con tu designio. ¿Qué voces desde el exterior te están tentando ahora para que no luches? ¿Cuándo y cómo has escuchado la voz de tu interior que te invitaba a seguir adelante?

Este pez se encuentra regularmente en el mar pero su origen, sus primeras etapas de vida son de agua dulce, o sea, provienen del río. El lecho del río, es decir el fondo, es rocoso y es aquí donde ocurre el proceso de desove y fertilización de los huevos. En este trayecto se encuentran con distintas dificultades: fuertes corrientes, grandes rocas (las cuales tienen que brincar y subir y, por este esfuerzo, sufren heridas) y animales que aprovechan para comerlos como por ejemplo los osos.

Al llegar a lo alto del río, por instinto saben que no habrá comida para ellos y que simplemente irán a aparearse, desovar, fertilizar y morir. Así lo han hecho sus antepasados, pues cada salmón regresará al río donde nació para perpetuar la especie. Esta muerte garantiza el que el río se “llene” de nuevos nutrientes para las crías que irán saliendo de los huevos. De esta forma los nuevos salmones tendrán comida hasta su etapa de adulto joven.
Al alcanzar esta etapa podrán emprender su viaje al mar, río abajo para poder continuar su ciclo de vida. Cuando lleguen a la madurez plena, regresarán al río en donde nacieron.

Estas características del salmón me hacen pensar que cuando Dios creó al hombre, lo creó para que pudiera vencer todos los obstáculos que en la vida se le pudieran presentar par lograr su éxito y realización aquí en la tierra y después disfrutar de eterna felicidad en el Reino de los cielos. 
Sólo que hay una condición para lograr ese éxito: Amar y Obedecer a Dios. Muchos hombres intentan su éxito y realización solos, y no lo logran, porque Él dijo: "..separados de Mí nada podéis hacer" Juan. 15: 5b. 

 Dios quiere que logres tus sueños, tus metas y que seas feliz, y te da una promesa: Yo estoy contigo todos los días.


Alvaro Serna.































lunes, 24 de diciembre de 2012

CARTA DE JESÚS PARA TI


(Una verdadera historia sobre el verdadero sentido de la Navidad).

Querido amigo:Te amo mucho.

Como sabrás, nos estamos acercando otra vez a la fecha en que festejan mi nacimiento.

El año pasado hicieron una gran fiesta en mi honor y me da la impresión que este año ocurrirá lo mismo. A fin de cuentas ¡llevan meses haciendo compras para la ocasión y casi todos los días han salido anuncios y avisos sobre lo poco que falta para que llegue!

La verdad es que se pasan de la raya, pero es agradable saber que por lo menos un día del año, piensan en mí. Ha transcurrido ya mucho tiempo cuando comprendían y agradecían de corazón lo mucho que hice por toda la humanidad.

Pero hoy en día, da la impresión de que la mayoría de la gente apenas si sabe por qué motivo se celebra mi cumpleaños.

Por otra parte, me gusta que la gente se reúna y lo pasen bien y me alegra sobre todo que los niños se diviertan tanto; pero aún así, creo que la mayor parte no sabe bien de qué se trata. ¿No te parece?

Como lo que sucedió, por ejemplo, el año pasado: al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta, pero ¿puedes creer que ni siquiera me invitaron? ¡Imagínate! ¡Yo era el invitado de honor! ¡Pues se olvidaron por completo de mí!

Resulta que habían estado preparándose para las fiestas durante dos meses y cuando llegó el gran día me dejaron al margen. Ya me ha pasado tantísimas veces que lo cierto es que no me sorprendió.

Aunque no me invitaron, se me ocurrió colarme sin hacer ruido. Entré y me quedé en mi rincón. ¿Te imaginas que nadie advirtió siquiera mi presencia, ni se dieron cuenta de que yo estaba allí?

Estaban todos bebiendo, riendo y pasándolo en grande, cuando de pronto se presentó un hombre gordo vestido de rojo y barba blanca postiza, gritando: "¡jo, jo, jo!"

Parecía que había bebido más de la cuenta, pero se las arregló para avanzar a tropezones entre los presentes, mientras todos los felicitaban.

Cuándo se sentó en un gran sillón, todos los niños, emocionadísimos, se le acercaron corriendo y diciendo: ¡Santa Claus! ¡Cómo si él hubiese sido el homenajeado y toda la fiesta fuera en su honor!

Aguanté aquella "fiesta" hasta donde pude, pero al final tuve que irme. Caminando por la calle me sentí solitario y triste. Lo que más me asombra de cómo celebra la mayoría de la gente el día de mi cumpleaños es que en vez de hacerme regalos ¡se obsequian cosas unos a otros! y para colmo, ¡casi siempre son objetos que ni siquiera les hacen falta!

te voy a hacer una pregunta: ¿A ti no te parecería extraño que al llegar tu cumpleaños todos tus amigos decidieron celebrarlo haciéndose regalos unos a otros y no te dieran nada a ti? ¡Pues es lo que me pasa a mi cada año!

Una vez alguien me dijo: "Es que tú no eres como los demás, a ti no se te ve nunca; ¿Cómo es que te vamos a hacer regalos?" Ya te imaginarás lo que le respondí.

"Escucha bien, todo lo que regales a tus semejantes para aliviar su necesidad, ¡lo contaré como si me lo hubieras dado a mí personalmente" (Mateo 25:34-40).

Y pensar todo el bien y felicidad que podrían llevar a los marginados, a los orfanatorios, asilos, penales o familiares de los presos.

Lamentablemente, cada año que pasa es peor. Llega mi cumpleaños y sólo piensan en las compras, en las fiestas y en las vacaciones y yo no pinto para nada en todo esto. Además cada año los regalos de Navidad, pinos y adornos son más sofisticados y más caros, se gastan verdaderas fortunas tratando con esto de impresionar a sus amistades.

Y pensar que yo nací en un pesebre. Me agradaría muchísimo más nacer todos los días en el corazón de mis amigos y que me permitieran morar ahí para ayudarles cada día en todas sus dificultades, para que puedan palpar el gran amor que siento por todos; porque no sé si lo sepas, pero hace 2.000 años entregué mi vida para salvarte de la muerte y mostrarte el gran amor que te tengo.

Por eso lo que piso es que me dejes entrar en tu corazón. Llevo años tratando de entrar, pero hasta hoy no me has dejado. "Mira yo estoy llamando a la puerta, si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos". Confía en mí, abandónate en mí. Este será el mejor regalo que me puedas dar.

Gracias

Tu amigo, Jesús

martes, 27 de septiembre de 2011

AGRADECIDOS Y DADIVOSOS

Debemos ser muy agradecidos con Dios y los hombres por todo lo que tenemos. En el mundo que vivimos existe la tendencia a creer que toda la gente nos debe atender, oír, servir, llevar, traer, es decir la gente debe estar a "nuestros pies".

Se piensa por lo tanto que cuando todo va bien es porque lo merecemos y si alguien esta mal, pues se lo merece igual. Cuando todo nos sale "viento en popa", no nos preocupamos de agradecer los momentos que estamos viviendo.

Esto me hace pensar en lo que un hombre muy sabio de la antigüedad escribió: " El hombre saciado desprecia el panal de miel; pero al hambriento todo lo amargo es dulce". Proverbios. 27: 7

Cuando tenemos mas de lo necesario, poco nos importa despilfarrar, botar, despreciar la comida, la ropa, el dinero y la salud, porque estamos "saciados" No pensamos en otros, que con un poquito de nuestro despilfarro estarían contentos y satisfechos. Podemos ver las noticias, leer periódicos, revistas, escuchar necesidades de otros y pareciera que nos están hablando de otro planeta.

Hoy quiero que reflexionemos en la Gratitud y el Compartir. Jesús en una ocasión después de haber enseñado desde la mañana hasta la tarde, tuvo "compasión"  de la gente, vio a un muchacho que tenia "algo", lo tomo, "dio gracias al Padre" y mando a repartir en abundancia, hasta que todos los hombres quedaron "saciados" y eran como 5.000.

Hoy la pregunta es: ¿Somos agradecidos? ¿Compartimos de nuestra "saciedad –abundancia”, con otros necesitados?  ¡Hagamoslo hoy!

Alvaro Serna M.

miércoles, 13 de julio de 2011

EL LUGAR DE LA MUJER

Soy Creación de Dios.


En los años 60, James Brown sacó una canción que titulaba (El Mundo es de los hombres). Esa canción vendió un millón de discos. “Aunque las mujeres están aquí, este mundo fue hecho para los hombres. Fue diseñado para los machos. Las mujeres sólo llenan el lugar cuando se les necesita. Ustedes mujeres, deben quedarse en su lugar; este es un mundo para los hombres”.

¿Acaso el mundo les pertenece a los hombres? Si es así, ¿en qué lugar quedan las mujeres?

Históricamente, en casi toda nación y en toda cultura, las mujeres han sido consideradas como inferiores a los hombres, ocupando un lugar secundario en el mundo. Las siguientes son percepciones tradicionales de las mujeres que todavía persisten hasta el día de hoy. Las mujeres son consideradas…

·         Inferiores a los hombres, ciudadanas de segunda clase.
·         Objetos de satisfacción sexual solamente.
·         Débiles; incapaces de poseer verdadera fuerza.
·         Faltas de inteligencia, y por lo tanto, no tienen nada con que contribuir a la sociedad.
·         Propiedad personal de los hombres, el equivalente al ganado.
·         Sirvientas personales, cuyo único propósito es suplir las necesidades de sus amos.
·         Esclavas domésticas, para ser usadas como se deseé.
·         Objetos para ser compartidos hasta que se las acaban, y entonces, se desechan.
·         Subhumanas.
·         Merecedoras de abuso.

Los puntos de esta lista te pueden haber impactado o te pueden haber ofendido, los puedes haber ignorado, o pudieron servirte como un doloroso recordatorio de lo que tú tal vez estés enfrentando. Las mujeres son mal entendidas y degradadas alrededor de todo el mundo, y esto está causando una tensión emocional, física y espiritual.

“Si tú le pides algo a alguien, tú estás admitiendo que lo tienen”. Este principio puede ser aplicado en formas muy variadas. Por ejemplo, se puede aplicar a las relaciones de raza. Si el hombre blanco le pide algo al hombre negro, entonces, el hombre blanco le está diciendo al hombre negro, “Tú tienes lo que yo necesito”. Si el hombre negro le pide al hombre blanco algo, él le está diciendo al hombre blanco, “Tú tienes algo que es mío”. Si la mujer le pide algo al hombre, ella está admitiendo que él es quién lo tienen. Si el hombre le pide algo a la mujer, él está admitiendo que ella controla eso. Cuando tú vas a otra persona o a otro grupo de personas para poder obtener algo que tú estás diciendo que necesitas, tú estás admitiendo que esa persona o grupo de personas tienen posesión sobre aquello. Por lo tanto, si yo digo al gobierno, “Dame mis derechos”, yo estoy admitiendo ante el gobierno, “Tú tienes jurisdicción sobre mis derechos”. Las leyes que definen nuestros derechos pueden llegar a ser buenas, pero debemos recordar que las leyes no nos pueden conceder nuestros derechos, ellas sólo pueden reconocer los derechos que ya tenemos. Mis derechos fueron dados por Dios, y son inherentes.

Dios ya ha hecho a los hombres y a las mujeres iguales, pero diferentes; diferente no quiere decir inferior. Consideramos la diferencia como debilidades. En una orquesta todos los instrumentos son importantes, diferentes cada uno pero importantes.  Debemos de entender las diferencias que hay para que se puedan ser usadas en armonía.

Nadie conoce tan bien cómo algo debe funcionar como su creador. Yo estoy seguro que el entender y vivir en el propósito original de Dios es crucial para restaurar las relaciones correctas entre los hombres y las mujeres. Dios es un Dios de propósito, y todo lo que Él ha hecho en esta vida, incluyendo a los hombres y a las mujeres, tienen un propósito. Podemos pelear en contra de Su propósito, pero si lo hacemos, estaremos vacíos y frustrados. El nos hizo en la forma como somos para Sus propósitos y para nuestro beneficio.

·         El propósito es algo que determina su naturaleza (o diseño).
·         La naturaleza (o diseño) de algo es lo que determina sus necesidades.

La naturaleza de la mujer debe de ser entendida a la luz de su propósito, y sus necesidades deben ser entendidas a la luz de su naturaleza. De otra manera, ella no va a poder cumplir el propósito para el cual fue creada.

El lugar de la mujer está en el propósito de Dios al crearla: ser amada, protegida, atendida, respetada, dignificada, valorada y de igual creación que el hombre, con diferencias de naturaleza pero con las mismas capacidades que él. Por lo tanto la mujer debe verse y debemos tratarla con el mismo respeto, admiración y oportunidades que tiene el hombre. Entendiendo que cada uno tiene un rol particular que cumplir en la familia, la sociedad y el mundo en general. Con ciertas diferencias, pero NUNCA inferior al hombre.


Alvaro Serna Morales.

martes, 21 de junio de 2011

¿Qué es un VERDADERO Hombre?

Los hombres necesitan una identidad dada por Dios para que puedan cumplir su verdadero propósito. Los hombres han definido su masculinidad por medio de sus funciones: las funciones que desempeñan para sus familias y en la sociedad. Sin embargo ha habido un cambio mayor en las funciones tanto de los hombres como de las mujeres. Las reglas de la sociedad están cambiando. Los hombres ya no están seguros de quiénes son, ni de lo que las mujeres quieren de ellos o esperan de ellos, Sin tener una idea clara de su identidad, los hombres están tratando de enfrentar el choque de las expectativas de una nueva sociedad y de las ideas tradicionales con relación a lo que un hombre debería ser, las cuales ya se han internado a través de la familia, de la cultura o de la inclinación natural del hombre.

Los conceptos básicos que los hombres tienen acerca de la masculinidad están siendo despedazados. Los hombres se sienten fuera de lugar. Ellos están frustrados, luchando para adaptarse a un concepto nuevo, pero muy vago con relación a quiénes son, o, por el otro lado, ellos están muy enojados, tratando de revertir el flujo del cambio.

Muchos hombres tienen preguntas ante las cuales no encuentran respuestas, tales como las siguientes:
1.       ¿Acaso el hombre todavía está supuesto a ser el proveedor y el protector? Hoy en día, la mujer es la que sale y provee para sí misma su propio pan, y dice que ella no necesita ningún tipo de protección. El hombre ya no está seguro de qué s lo que debe hacer para la mujer.
2.       ¿Acaso el hombre sigue siendo el líder y la autoridad en el hogar? Esto tampoco está claro actualmente. La mujer dice, “Tú no eres mi autoridad. Yo no soy una esclava. Yo produzco mi propio dinero, y tomo mis propias decisiones. Yo hago lo que yo quiero. Yo te llamaré cuando sienta que estoy lista”. El hombre ya no sabe cómo es que se debe relacionar con la mujer.
3.       ¿Acaso el hombre debería seguir mostrando caballerosidad? ¿Debería abrir la puerta para una mujer, escoltarla y acompañarla, pagar su cena en una cita con ella, y todo lo demás? El hombre acomoda la silla para la mujer, y ella dice, “Está bien. Gracias, pero yo puedo acomodar mi silla sin tu ayuda”. Algunas veces el hombre le abre la puerta a la mujer, y ella se siente ofendida por ello. ¿Acaso crees que estoy inválida?” ella contesta. Si una mujer entra en una habitación y un hombre se pone de pie como un gesto de respeto, ella lo va a voltear a ver como si él estuviera loco. El hombre ya no sabe si debe seguir tratando delicadamente a la mujer.
4.       ¿Acaso todavía es el hombre defensor de su familia, de su propiedad y de su país? Cada vez, más mujeres están entrando a las filas de las fuerzas policíacas y de las fuerzas armadas y andan portando armas. Algunos hombres no saben cómo reaccionar ante estos cambios. Una mujer entra a su casa con su uniforme puesto, y su esposo siente miedo de siquiera decirle “hola” a ella. El se va a levantar y a decir, “¡Diga, mi sargento!” Muchos hombres están pensando, “Ella no necesita realmente que yo la proteja”. Los hombres ya no saben si las mujeres los necesitan para algo.

¿Existe algo actualmente que pueda marcar la diferencia entre un hombre y su contraparte femenina? Los hombres y las mujeres se encuentran en un estado de cataclismo y de confusión con relación a sus géneros.

¿Qué es lo que los hombres pueden hacer para volver a ganar sus bases y su identidad? Primeramente, ellos deben adoptar una forma completamente nueva de pensar. Ellos necesitan pensar en términos de propósito en lugar de pensar en términos de funciones. La razón de que ellos están teniendo problemas hoy en día, es que ellos han estado basando su valor y su dignidad en algo completamente equivocado todo el tiempo. Las funciones nunca han sido la verdadera  base de la identidad y del propósito del varón.

Las funciones pueden ser benéficas o dañinas, pero a final de cuentas, ellas sólo reflejan la cultura y las tradiciones.

Los que los hombres necesitan descubrir realmente es su propósito intrínseco, el cual trasciende más allá de la cultura y de las tradiciones. La posición y acciones de un hombre deben fluir como fruto de su propósito, y no al revés. Esta es la razón por la cual la respuesta para el dilema del hombre no consiste solamente en ajustarse a los tiempos tan cambiantes –aunque algo de esto también es necesario- sino en descubrir el propósito inherente del varón.

El conocimiento de lo que significa ser un verdadero hombre no puede ser adquirido por medio de observar cultura que nos rodea. Los hombres necesitan un entendimiento de ellos mismos que no estén completamente influenciados por directrices sociales –a corto plazo, ni por la imagen que otros tengan de ellos.

Cuando los hombres ignoran su verdadera identidad, esto no sólo afecta sus propias vocaciones y sentido de realización, sino también las vocaciones y la realización de sus familias y de la sociedad como todo un conjunto. Dios les ha dado a los hombres una influencia única de liderazgo. De la manera cómo anda el hombre, así también anda la familia, la sociedad y el mundo entero.

Yo creo que si no tratamos con la crisis de identidad del hombre, toda nuestra generación estará en problemas. No hay escapatoria para este hecho. La respuesta para los varones en el siglo veintiuno es, por lo tanto:
·         Definir su valor basados en el propósito de Dios, en lugar de definirlo basados en las funciones de la sociedad.
·         Aprender la visión que Dios tiene para la vida de ellos.
·         Continuar viviendo en la verdad para lo cual en realidad fueron creados.

Si los hombres entienden el propósito y las responsabilidades que Dios les ha dado, así como el verdadero diseño para su relación con las mujeres, ellos pueden ser libres para poder cumplir su destino y todo su potencial.

Ellos pueden llegar a ser los hombres que realmente fueron destinados a ser.

Si tú eres un hombre, tú no necesitas estar todo confundido acerca de tu identidad y de tu lugar en la vida, independientemente de todas las señales conflictivas que la sociedad te está transmitiendo. Tú vas a encontrar una visión fresca y una dirección bien definida al redescubrir los propósitos de Dios, tanto para los hombres, como para las mujeres. A través de este conocimiento, los hombres pueden ser mejores y hacer mejores cosas de las que jamás se habían imaginado, y las mujeres pueden llegar a tener un nuevo entendimiento y apreciación de los hombres mientras que, al mismo tiempo, les permiten cumplir su llamamiento o vocación en la vida.

¿Qué es un “verdadero hombres”? Alguien que conoce la realidad acerca de quién es él, y que, además, vive dentro de esa realidad. Este conocimiento comienza con entender la importancia de haber sido creado con un propósito de parte de Dios.

Alvaro Serna M.

jueves, 9 de junio de 2011

UN DÍA PARA DECIR ADIÓS


Era tiempo de que Jesús se fuera. El taller de carpintería había sido su hogar, su refugio. Había venido para decir adiós, para oler el aserrín y la madera una vez más. Se vivía con paz. Se vivía seguro. En este lugar Él había pasado muchas horas de contentamiento. En este piso polvoriento había jugado cuando era un niño mientras su padre trabajaba. Aquí José le había enseñado cómo sujetar un martillo. Y en este banco de taller había construido su primera silla.

Fue aquí que sus manos humanas le dieron forma a la madera que sus divinas manos habían creado. Y fue aquí que su cuerpo maduró mientras su espíritu esperó por el momento preciso, el día preciso.

Y ahora ese día había llegado.
Me pregunto si se quería quedar.
Me pregunto, porque sé que ya Él había leído el último capítulo. Sabía que cuando saliera de la sombra de la carpintería, sus pies no descansarían hasta que fuera traspasado y puesto en la cruz romana.

Sabes, no tenía que ir. Pudo haber escogido. Pudo haberse quedado. Pasar por alto el llamado o por lo menos posponerlo. Y si hubiera escogido quedarse, ¿quién lo hubiera sabido? ¿Quién lo hubiera culpado?

Hubiera podido volver como hombre en otra época cuando la sociedad no fuera tan veleidosa, cuando la religión no estuviera tan anticuada, cuando la gente le hubiera escuchado mejor. Hubiera podido volver cuando ya las cruces hubieran pasado de moda. Pero su corazón no se lo permitía. Si hubo duda de su parte humana, fue vencida por su compasión divina. Su divinidad oyó las voces. Su divinidad oyó el clamor sin esperanza del pobre, las amargas acusaciones de los abandonados, el desespero de aquellos que tratan de salvarse a sí mismos.

Y su divinidad vio las caras, algunas arrugadas, algunas llorando, escondiéndose detrás de velos. Algunas confundidas por el temor. Deseosas de buscar. Algunas sin expresión, con aburrimiento. Desde la cara de Adán hasta la cara de recién nacido en cualquier parte del mundo en el momento en que lees estas palabras, Él las ha visto todas.  Y puede estar seguro de una cosa. Entre las voces que encontraron su camino en la carpintería de Nazaret estaba tu voz. Tus silenciosas oraciones pronunciadas en las almohadas mojadas por las lágrimas fueron escuchadas antes que se dijeran. Tus profundas preguntas acerca de la muerte y la eternidad fueron contestadas antes que las preguntaras. Y tu más extrema necesidad, tu necesidad de un Salvador, fue provista antes de que hubieras pecado.

Y no solo te escuchó, sino que te vio. Vio brillar tu cara en el momento en que le conociste. Vio tu cara avergonzada cuando caíste por primera vez. La misma cara que te miró desde el espejo esta mañana, lo miro a Él. Y eso fue suficiente para matarlo.

Él se fue por ti. Él dejó su seguridad con el martillo. Él colgó su tranquilidad en el gancho de su delantal de clavos. Él cerró las persianas bajo los rayos del sol de su juventud y cerró la puerta a la comodidad y a la tranquilidad del anonimato. Ya que Él podía llevar tus pecados más fáciles que llevar en el pensamiento tu desesperanza, escogió irse. No fue fácil. Pero fue amor.

Alvaro Serna M.

martes, 7 de junio de 2011

TUS PECADOS SON PERDONADOS


Jesús se conmovió por esta demostración de fe. Cuatro hombres tenían suficiente esperanza en Él y amor por su amigo que se arriesgaron. La camilla arriba era una señal de arriba; ¡alguien cree! Alguien estuvo dispuesto a arriesgar vergüenza y perjuicio por estar unos minutos con el Galileo.

Jesús se conmovió. Entonces aplaudió; si no, con sus manos, por lo menos con su corazón. Y no solo aplaude, sino bendice. Y somos testigos de una explosión de amor.

Los amigos quieren que sane a su amigo. Pero Jesús no se conforma con una simple sanidad del cuerpo, Él quiere sanar el alma. Él pasa por algo lo físico y trata con lo espiritual. Sanar el cuerpo es temporal; la sanidad del ama es eterna.

La petición de los amigos es válida, pero tímida. Las expectativas de la multitud son elevadas pero no lo suficiente. Ellos esperan que Jesús diga: “Te sano”. En vez de: “Te perdono”. Ellos esperan que sane el cuerpo, porque eso es lo que ven.

Él elige tratar no solo el cuerpo, sino también lo espiritual, porque eso es lo que Él ve. Ellos quieren que Jesús le dé un cuerpo nuevo al hombre para que pueda caminar. Jesús le da gracia para que pueda vivir.

Asombroso. Algunas veces Dios está tan conmovido por lo que ve que nos da lo que necesitamos y no simplemente lo que pedimos. A propósito, Jesús no ha cambiado desde el día que una camilla fue bajada en su presencia con las cuerdas de la esperanza.

Lo que sucedió entonces todavía sucede ahora. Cuando damos un paso de fe, Dios ve. La misma cara que sonrió al paralítico, sonríe al alcohólico que rehúsa la botella. Los mismos ojos que brillaron ante los amigos, brillan ante la madre y el padre que harán lo que sea para llevar a su hijo a Jesús. Y los mismos labios que hablaron al hombre en Capernaúm hablan al hombre en Detroit, a la mujer en Belfast, niño en Moscú… a cualquier persona en cualquier parte que se atreva a venir a la presencia de Dios y pedirle ayuda.

Y aunque no podemos oírlo aquí, los ángeles los pueden oír. Todo el cielo debe hacer una pausa cuando otra explosión de amor declare las únicas palabras que verdaderamente importan: “Tus pecados son perdonados”.

Alvaro Serna M.