miércoles, 13 de julio de 2011

EL LUGAR DE LA MUJER

Soy Creación de Dios.


En los años 60, James Brown sacó una canción que titulaba (El Mundo es de los hombres). Esa canción vendió un millón de discos. “Aunque las mujeres están aquí, este mundo fue hecho para los hombres. Fue diseñado para los machos. Las mujeres sólo llenan el lugar cuando se les necesita. Ustedes mujeres, deben quedarse en su lugar; este es un mundo para los hombres”.

¿Acaso el mundo les pertenece a los hombres? Si es así, ¿en qué lugar quedan las mujeres?

Históricamente, en casi toda nación y en toda cultura, las mujeres han sido consideradas como inferiores a los hombres, ocupando un lugar secundario en el mundo. Las siguientes son percepciones tradicionales de las mujeres que todavía persisten hasta el día de hoy. Las mujeres son consideradas…

·         Inferiores a los hombres, ciudadanas de segunda clase.
·         Objetos de satisfacción sexual solamente.
·         Débiles; incapaces de poseer verdadera fuerza.
·         Faltas de inteligencia, y por lo tanto, no tienen nada con que contribuir a la sociedad.
·         Propiedad personal de los hombres, el equivalente al ganado.
·         Sirvientas personales, cuyo único propósito es suplir las necesidades de sus amos.
·         Esclavas domésticas, para ser usadas como se deseé.
·         Objetos para ser compartidos hasta que se las acaban, y entonces, se desechan.
·         Subhumanas.
·         Merecedoras de abuso.

Los puntos de esta lista te pueden haber impactado o te pueden haber ofendido, los puedes haber ignorado, o pudieron servirte como un doloroso recordatorio de lo que tú tal vez estés enfrentando. Las mujeres son mal entendidas y degradadas alrededor de todo el mundo, y esto está causando una tensión emocional, física y espiritual.

“Si tú le pides algo a alguien, tú estás admitiendo que lo tienen”. Este principio puede ser aplicado en formas muy variadas. Por ejemplo, se puede aplicar a las relaciones de raza. Si el hombre blanco le pide algo al hombre negro, entonces, el hombre blanco le está diciendo al hombre negro, “Tú tienes lo que yo necesito”. Si el hombre negro le pide al hombre blanco algo, él le está diciendo al hombre blanco, “Tú tienes algo que es mío”. Si la mujer le pide algo al hombre, ella está admitiendo que él es quién lo tienen. Si el hombre le pide algo a la mujer, él está admitiendo que ella controla eso. Cuando tú vas a otra persona o a otro grupo de personas para poder obtener algo que tú estás diciendo que necesitas, tú estás admitiendo que esa persona o grupo de personas tienen posesión sobre aquello. Por lo tanto, si yo digo al gobierno, “Dame mis derechos”, yo estoy admitiendo ante el gobierno, “Tú tienes jurisdicción sobre mis derechos”. Las leyes que definen nuestros derechos pueden llegar a ser buenas, pero debemos recordar que las leyes no nos pueden conceder nuestros derechos, ellas sólo pueden reconocer los derechos que ya tenemos. Mis derechos fueron dados por Dios, y son inherentes.

Dios ya ha hecho a los hombres y a las mujeres iguales, pero diferentes; diferente no quiere decir inferior. Consideramos la diferencia como debilidades. En una orquesta todos los instrumentos son importantes, diferentes cada uno pero importantes.  Debemos de entender las diferencias que hay para que se puedan ser usadas en armonía.

Nadie conoce tan bien cómo algo debe funcionar como su creador. Yo estoy seguro que el entender y vivir en el propósito original de Dios es crucial para restaurar las relaciones correctas entre los hombres y las mujeres. Dios es un Dios de propósito, y todo lo que Él ha hecho en esta vida, incluyendo a los hombres y a las mujeres, tienen un propósito. Podemos pelear en contra de Su propósito, pero si lo hacemos, estaremos vacíos y frustrados. El nos hizo en la forma como somos para Sus propósitos y para nuestro beneficio.

·         El propósito es algo que determina su naturaleza (o diseño).
·         La naturaleza (o diseño) de algo es lo que determina sus necesidades.

La naturaleza de la mujer debe de ser entendida a la luz de su propósito, y sus necesidades deben ser entendidas a la luz de su naturaleza. De otra manera, ella no va a poder cumplir el propósito para el cual fue creada.

El lugar de la mujer está en el propósito de Dios al crearla: ser amada, protegida, atendida, respetada, dignificada, valorada y de igual creación que el hombre, con diferencias de naturaleza pero con las mismas capacidades que él. Por lo tanto la mujer debe verse y debemos tratarla con el mismo respeto, admiración y oportunidades que tiene el hombre. Entendiendo que cada uno tiene un rol particular que cumplir en la familia, la sociedad y el mundo en general. Con ciertas diferencias, pero NUNCA inferior al hombre.


Alvaro Serna Morales.

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