martes, 26 de abril de 2011

JUDAS, EL HOMBRE QUE NUNCA CONOCIO

 A veces   me he preguntado qué clase de persona era Judas.  Cómo sería su aspecto, sus modales, quiénes serían sus amigos.

Creo que lo he estereotipado.  Siempre lo he imaginado delgado, fuerte, de ojos pequeños y redondos, taimado, solapado y con barba puntiaguda.  Me lo he imaginado como un extraño en el grupo de los demás apóstoles.  Distante, sin amigos. Indudablemente, él era un traidor; probablemente, el resultado de un hogar deshecho.

En su juventud, un delincuente. Pero me pregunto si todo eso será verdad. No tenemos evidencias que puedan probar que él estaba marginado. En la última cena, cuando Jesús dijo que quien lo iba a traicionar estaba sentado a la mesa, no vemos que los apóstoles se hayan dado vuelta a mirar a Judas como si fuese el lógico traidor.  No, creo que hayamos clasificado mal  a Judas. 

Quizás haya sido todo lo contrario. En lugar de delgado y taciturno, tal vez haya sido robusto y jovial. Quizás, en vez de tranquilo e introvertido, haya sido extrovertido y sociable. No lo sé. Pero, a pesar de todas las cosas que no sabemos con respecto a Judas, hay una que sí sabemos con seguridad: no tenía relación íntima con su Maestro. El había visto a Jesús, pero no lo conocía.  Había oído a Jesús, pero no lo había entendido. Tenía una religión pero no tenía una relación con El.  

Mientras Satanás hacía su trabajo alrededor de la mesa en el aposento alto, necesitaba una clase de hombre que hubiese visto a Jesús pero que no lo conociese.

Necesitaba un hombre que supiera los movimientos de Jesús pero no entendiese su propósito. Judas era ese hombre.  El conocía el imperio, pero nunca había conocido al Hombre.

Hemos aprendido esta lección del traidor.  Los mejores instrumentos de destrucción de Satanás, no provienen de afuera sino del interior de la iglesia. La iglesia nunca morirá por la inmoralidad de Hollywood o la corrupción de Estados Unidos sino que morirá por la corrosión interna, por aquellos que usan el nombre de Jesús pero nunca han tenido un encuentro con EL, por aquellos que tienen una religión pero no una relación personal con EL.

Judas tenía un manto de religión, pero nunca conoció el corazón de Cristo. Que nuestra meta sea conocerlo… Profundamente.

Alvaro Serna M.

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