lunes, 3 de enero de 2011

sin avergonzarnos de ser lo que somos


Sin avergonzarnos de ser lo que somos


Las miradas curiosas de los asistentes al recital no restaron tranquilidad a la intervención de Anastasia Kanare Yacumarí, una poetisa indígena de Colombia que combina su ocupación profesional con las composiciones literarias.

Su indumentaria de variados colores y las pulseras con adornos que semejan un arco iris que muere en la infinidad de una llanura, contrastaba con la elegancia de los trajes de quienes se dieron cita en el recinto y que la oyeron repetir: “Me siento orgullosa de ser indígena”.

Cuando escribe, Anastasia evoca su pintoresca aldea de Chorreras, en el Amazonas, y cada palabra encierra la nostalgia que le despierta estar lejos de ríos de aguas claras, de montañas que se pierden en el horizonte y de noches cálidas bajo el susurro de la infinidad de especies que anidan en la selva. De ese lugar partió en 1985 y, aunque su profesión la obliga a permanecer en una ciudad, lo que más añora es el día en que pueda regresar para no irse jamás.

A esta mujer se le reconocen dos elementos dondequiera que va: el primero, identidad. No se avergüenza de su condición aborigen. El segundo, sentido de pertenencia. Ama su cultura, sus tradiciones y los sueños de su pueblo.

El amor a nuestra identidad

La historia de esta indígena colombiana que conserva su identidad y naturaleza latina, me llevó a reflexionar en la importancia de que usted y yo --en nuestra condición de cristianos-- no sintamos ni vergüenza ni temor de proclamar que nuestra fe está cimentada en Jesucristo, donde quiera que nos encontremos.

Perseguido, víctima de la incomprensión e intolerancia religiosa de sus congéneres, sometido a encarcelamientos y a las puertas del juicio del gobierno romano, uno de los más grandes expositores del cristianismo: el apóstol Pablo, escribió: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. (Romanos 1:16, 17).

Sus palabras revelan convencimiento en Aquél en quien había creído, pero también, de su naturaleza de cristiano. Hoy no experimentamos el marginamiento que rodeó a este apóstol, sin embargo es más frecuente que por temor o por conveniencia, muchos creyentes nieguen la fe que profesan. Identidad y sentido de pertenencia, dos palabras que le invito a asumir desde hoy...

www.triunfandostereo.org

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