Como padres somos los más indicados para descubrir, apoyar e impulsar a nuestros hijos. Cada día Dios envía alegrías a cientos de parejas que han estado deseando y pidiendo un hijo. Cuando llega la alegría y realización es extraordinaria. Pero qué gran responsabilidad. No es solo pensar en darle alimentos, cubrirlo y llenarlo de caricias, hay otra gran responsabilidad y es la de conducirlo por el camino de la vida. Para empezar este camino y que todo vaya muy bien, se necesita recibir, aceptar y practicar el consejo de la Sagrada Biblia que dice: “Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él.” Proverbios.22:6
No significa que colocarlos en el camino correcto, mañana no se pueden desviar. Existe la posibilidad, pero volverán al camino, porque lo que se aprende de pequeño, jamás se olvida.
Desde el momento que nace un hijo, ya viene diseñado con el plan de Dios. El prefiguró algunos puntos fuertes en él. Lo trajo con un propósito que más tarde él mismo descubrirá.
Ponga cuidado a su hijo cuando está pequeño y mire sus talentos, y ayúdelo a desarrollar sus capacidades. Obsérvelo Guíelo, anímelo y apláudalo para que realice todo lo que más pueda, su hijo entonces se levantará con seguridad y confianza en sí mismo.
Alvaro Serna M
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