miércoles, 6 de abril de 2011

Aligere su Carga


Carlos nunca ha sido un viajero de equipaje liviano. No sabe viajar con una carga liviana. Al viajar lleva cosas que no son necesarias. No sabe viajar con poca carga, pero necesita aprender hacerlo.

Usted se preguntará por qué no puede. Piense usted. ¿Con tanto impedimento puede disfrutar de su viaje? ¿Por qué simplemente no suelta ese equipaje que le sobra? 

Las maletas que llevamos son de cuero, están hechas de cargas. La maleta de la culpa. Llevas un talego de descontento en un hombro y una bolsa de mano llena de penas en el otro. Agréguese a esto un maletín de dudas, un saco de dormir de soledad y un baúl de temores. Pronto estará llevando más cargas que un maletero de aeropuerto. No es extraño que al final del día esté tan cansado. Arrastrar equipaje es agotador.

¡Deja todo eso! Dios te dice hoy: “Llevas cargas que no necesitas llevar”. “Venid a mí”, invita “todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

Si lo dejamos entrar, Dios aligerará nuestras cargas… pero, ¿cómo podemos hacerlo?  Entendiendo que:

El Señor es mi Pastor, nada me faltará
En lugares de delicados pastos me hará descansar
Junto a aguas de reposo me pastoreará
Confortará mi alma;

Me guiará por sendas de Justicia por amor de su nombre
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo,
Tu vara y tu callado me infundirán aliento.

¿Existen palabras más amadas? Enmarcadas y colgadas en los pasillos de los hospitales, garabateadas en las paredes de las prisiones, citadas por los jóvenes y susurradas por los moribundos. En estas líneas los marineros han encontrado un puerto, los miedosos hallan un padre, y los que luchan han encontrado un aliado.

¿Cuánta familiaridad siente con esas palabras? ¿Hasta dónde lo transportan esos versículos? ¿Al calor de un hogar? ¿Junto a su cama? ¿Junto a un sepulcro?
¿Tiene usted una carga propia? ¿Cree que Dios podría usar el salmo de David para aligerarla? Aligerar su equipaje significa encargar a Dios las cargas que usted nunca debió llevar.

¿Por qué no intenta un viaje liviano? Hágalo por amor a sus seres queridos. ¿Ha considerado el impacto que el exceso de equipaje tiene sobre sus relaciones?  ¿Cómo podría difundir gracia si está lleno de culpa? ¿Cómo ofrecer consuelo si está desalentado? ¿Cómo puede levantar la carga de otro si sus brazos están cargados con su propia carga?

Por amor a los que ama, aligere su equipaje
Por amor al Dios que ama, aligere su equipaje
Por amor a su propio gozo, aligere su equipaje

En la vida hay pesos que usted simplemente no puede llevar. Su Señor le pide que baje su carga y confíe en El. El es el padre en el lugar donde se reclama el equipaje. Cuando un padre ve a su hijo de cinco años que trata de arrastrar y sacar del carrusel el baúl de la familia. ¿Qué dice? El padre dirá a su hijo lo que Dios le dice a usted. “Deja, hijo mío. Yo lo llevaré”.
¿Qué le parece si le tomamos a Dios su palabra en esta oferta? Podríamos encontrarnos más livianos en nuestro viaje.

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).

Alvaro Serna M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario